.-Prehistoria
La prehistoria (del latín præ-, «antes de»,
y de historia, «historia», este último es
un préstamo del griego ιστορία,
«historia, investigación, noticia»), según la definición clásica
se trataría del período de tiempo transcurrido desde la
aparición de los primeros homininos, antecesores del Homo
sapiens, hasta que tenemos constancia de la existencia de documentos
escritos, algo que ocurrió en primer lugar en el Oriente
Próximo hacia el 3300 a. C..En el caso de Andalucía este periodo abarcaría cronológicamente desde la aparición de los primeros restos que podemos identificar como homínidos, o de las piezas líticas manipuladas por miembros del genero homo, de hace aproximadamente 1.500.000 de años hasta el inicio de la protohistoria de la Península Ibérica en el I milenio a.C., coincidiendo con el Bronce Final y la Edad del Hierro.
.-Edad de Piedra
La Edad de Piedra o Edad
Lítica es el período de la Prehistoria que
abarca desde que los seres humanos empezaron a elaborar herramientas
de piedra hasta el descubrimiento y uso de metales.
La madera, los huesos y otros materiales también
fueron utilizados (cuernas, cestos, cuerdas, cuero, etc.), pero la
piedra (y, en particular, diversas rocas de rotura concoidea, como
el sílex, el cuarzo, la cuarcita, la obsidiana) fue
utilizada para fabricar herramientas y armas, de corte o percusión.
Tradicionalmente se viene dividiendo esta Edad en Paleolítico, con un sistema económico de caza-recolección, y Neolítico, en el que se produce la revolución hacia el sistema económico productivo: agropecuario (agricultura y ganadería), también se puede distinguir un periodo llamado Mesolítico o Epipaleolítico que constituye una fase de transición entre ambos.
.-Paleolítico
El Paleolítico (del griego παλαιός, palaiós: ‘antiguo’, y λίθος, lithos: ‘piedra’) significa etimológicamente piedra antigua. Es el periodo más largo de la existencia del ser humano (de hecho abarca un 99 % de la misma) y se extiende desde hace unos 2,85 millones de años (en África) hasta hace unos 12 000 años.
El Paleolítico ha sido dividido tradicionalmente en tres periodos:
.-Paleolítico inferior, desde hace unos 2,85 millones de años hasta los 127 000 años antes del presente (AP), abarcando parte del Plioceno y los tres primeros pisos del Pleistoceno: Gelasiense, Calabriense e Ioniense (antiguamente la segunda era conocida como Pleistoceno inferior y la tercera como Pleistoceno medio);
.-Paleolítico medio, hasta los 40 000-30 000 años AP, lo que supone casi todo el Tarantiense (tiempo atrás, Pleistoceno superior);
.-Paleolítico superior, hasta alrededor del 12 000 AP (o 10.000 a.C.) y, por tanto, casi todo el resto del Tarantiense (anteriormente, Pleistoceno superior).
Esta periodización solamente es válida para Europa y las áreas de África y Asia más próximas.
La presencia de homínidos en Andalucía se remonta al Paleolítico Inferior, con restos arqueológicos de la cultura achelense, sin embargo los hallazgos en la zona de Orce parece apuntar una mayor antigüedad. Caben destacar en esta zona los hallazgos paleoantropológicos del llamado Hombre de Orce, y el Niño de Orce que llevan a datar la presencia humana en nuestra comunidad entorno al 1.400.000 años. Estos restos filogenéticamente son difíciles de clasificar entre las especies del género Homo, debido a lo escaso de los restos, cronológicamente podrían correspondes al Homo Hábilis o al Homo Erectus, aunque podrían pertenecer a otra especie. La antigüedad de la presencia humana en el sur de la Península Ibérica se corrobora con la presencia de yacimientos donde se han encontrado piezas líticas con la tecnología más antigua (olduvaiense o modo I) El Rompido en Huelva, El Aculadero en Cádiz, Cúllar Baza y Venta Micena en Granada, Cueva Victoria en Murcia, Campo de Calatrava en Ciudad Real y Magoito y Açafora en Portugal.
Las principales zonas de asentamiento fueron la zona del Alto Guadalquivir y la zona sur de Sierra Morena, en las terrazas de los grandes ríos, que eran utilizados como ejes de circulación y zonas de aprovisionamiento de alimentos (caza y recolección). La industria lítica típica del periodo es el Achelense o modo II.
Durante el Paleolítico Medio, caracterizado por la presencia de la especie humana Homo sapiens neanderthalensis, y la cultura musteriense, en este periodo se produjo un recrudecimiento climático que llevó al uso de las cuevas como refugio. Testimonio de ello son la Cueva de la Carihuela, en Píñar, la Cueva de Zájara, en Cuevas del Almanzora y las cuevas gibraltareñas.
El Paleolítico Superior vino marcado por el retroceso de la glaciación y la aparición de Homo sapiens sapiens, o Hombre de Cromagnon, cuyo hábitat se generalizó por toda Andalucía. La cultura material se caracterizó por los avances en la industria lítica y la aparición de las primeras manifestaciones de arte rupestre. Ejemplo de ello son las pinturas de las Cueva de la Pileta, de la Cueva Ambrosio, en Almería, de la Cueva de las Motillas, de la Cueva de Malalmuerzo, en Granada y de la Cueva del Morrón, en Jaén, todas ellas caracterizadas por su esquematismo. Especialmente destacable es el llamado Arte rupestre del extremo sur de la Península Ibérica, llamado en el contexto andaluz "Arte sureño".
En la Cueva de Nerja situada en la localidad de Maro, municipio de Nerja (Málaga), han sido datadas unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la historia de la humanidad, con 42.000 años de antigüedad, lo que las situaría como las pinturas más antiguas de las que se tiene noticia, y dentro del periodo del Paleolítico Medio.
.- Mesolítico
Mesolítico es el término que se utiliza para denominar el período de la Prehistoria que sirve de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Significa Edad Media de la Piedra (del griego μεσος, mesos=medio; y λίθος, líthos=piedra) por contraposición al Paleolítico (Edad Antigua de la Piedra) y al Neolítico (Edad Nueva de la Piedra), identificándose con las últimas sociedades de cazadores-recolectores. Tras el Paleolítico superior, entre hace 10.000 años y 5.000 años, se caracteriza por la talla de pequeñas piezas líticas denominadas microlitos.
El vocablo Epipaleolítico, que quiere decir por encima del Paleolítico, fue acuñado a principios del siglo XX para definir una fase de la Edad de Piedra que hasta entonces se había denominado Mesolítico. Este nuevo término intentaba remarcar la continuidad cultural que se había demostrado que existía entre ambos períodos, muy alejada de la percepción de ruptura y decadencia que hasta entonces se había tenido de esta época.
.-Neolítico
El Neolítico, caracterizado por una economía productiva basada en la agricultura y la ganadería y con nuevas muestras de cultura material como la piedra pulimentada y la cerámica, llegó a Andalucía alrededor del V milenio a. C.. Al ser introducido por difusión desde el Mediterráneo Oriental, las primeras muestras neolíticas se sitúan en el levante almeriense.
Este período se caracteriza por la existencia de dos tipos de hábitat o asentamientos humanos: Las cuevas y los poblados.
Las cuevas, más frecuentes, se usaban tanto como vivienda como para enterramiento. En cuanto a la cerámica, es característica la cerámica cardial y la cerámica almagra. Algunas de las cuevas neolíticas existentes en Andalucía son la Cueva de los Murciélagos, la Cueva de la Mujer, la Cueva de la Carigüela, la Cueva del Tesoro y la Cueva de Nerja.
.- Cerámica Cardial
Esta cerámica se caracteriza por ser pequeñas vasijas hechas a
mano (sin la utilización del torno) recibe
ese nombre por estar decorada con impresiones del borde dentado y
sinuoso de conchas de berberecho, un bivalvo llamado
tradicionalmente Cardium (o algún derivado
como Dinocardium o Acanthocardia). Dado que
los Cardiidae no eran el único motivo decorativo de este tipo
de cerámica (pues incluye impresiones de dedos,
o digitaciones y ungulaciones, impresiones con un
punzón, cordones, etc.), a veces se prefiere la denominación
de cerámica impresa.
Los ejemplos más antiguos proceden de Siria y Líbano, milenio VII a.C., donde existía una antigua tradición de cerámica impresa con conchas de moluscos («cultura de Biblos»).
Sin embargo, si exceptuamos la propia cerámica, esta cultura carece de otros rasgos neolíticos, ya que los restos nos hablan de cazadores, recolectores y pescadores, habitantes de cuevas, con una panoplia típicamente mesolítica, probablemente culturizados por otros pueblos más avanzados, los cuales sí conocerían la agricultura y la ganadería.
Sin abandonar su tradición económica (caza, recolección, pesca) parece haberse producido la transición, incorporando las características plenamente neolíticas como el cultivo de cereales, la ganaderia de ovicápridos, y una mayor presencia de la cerámica impresa que se enriquece con nuevos motivos decorativos.
Se ha inferido que la difusión de la cerámica cardial sólo es posible gracias a la práctica de la navegación ya que entre los restos bromatológicos aparecen especies propias de mar adentro; y que gracias a ello se extendió por gran parte del Mediterráneo. Pero no hay pruebas sólidas, y es más seguro pensar que la difusión cardial se deba a una oleada de novedades técnicas que caló en la población autóctona epipaleolítica antes que a una migración.
Alrededor del V milenio a.C. la cultura ya se ha asentado en las costas mediterráneas de España y Francia. Con excepciones, ya que entrecaladas quedan numerosas comarcas de pueblos probablemente autóctonos que resisten más tiempo la aculturación. Hacia el interior, la cerámica cardial penetra por el Ebro, llegando hasta el Atlántico, al menos en la península ibérica. Sin embargo, las costas andaluzas permanecen ajenas a este fenómeno.
Lo que queda de los pueblos que realizaban este tipo de cerámica no es muy espectacular, al tratarse de pueblos neolíticos bastante primitivos, salvo por su supuesta capacidad náutica. Es difícil hablar de una «cultura cardial» bien definida, debido a las innumerables variantes regionales, y es mejor referirse, simplemente, a un «horizonte con cerámicas cardiales», o mejor con cerámicas impresas, en general.
Actualmente se cuestiona su sobreestimada influencia en la difusión del Neolítico, frente a otras culturas locales (y que, los avances arqueológicos están demostrando más antiguas), pero es innegable que dejaron fuertes rasgos distintivos. La cerámica cardial occidental suele tener fondo redondeado y siluetas ovoides, a veces con cuello. La decoración presenta impresiones en el barro fresco de conchas, dedos, uñas y punzones en motivos con forma de bandas, triángulos y chevrones. se asocian a una industria lítica con abundantes microlitos geométricos (evidenciando la importancia de la caza), perforadores y espátulas de hueso. También hay adornos como brazaletes de piedra, cuentas de collar y colgantes de concha. Los molinos barquiformes o de vaivén revelan las prácticas agrícolas, y los restos de fauna indican que hubo ganadería de cabras y ovejas, así como importantes aportes alimenticios marinos (pescado y marisco).
Los restos más antiguos conocidos de este período en Andalucia los encontramos en la Cueva de la Carigüela en Piñar (Granada), también podemos encontrar restos en la Cueva de las Majolicas en Alfacar, en la Cueva de Malalmuerzo en Moclín, ambas en la provincia de Granada. A pesar de ello, estos pobladores del Neolítico andaluz, todavía mantendrán una fuerte tradición cazadora y recolectora, y serán principalmente ganaderos.
.- Cerámica Almagra
Cerámica Almagra o Cerámica a la Almagra, se denomina la obra en arcilla, tratada con almagre y cocida, que se produjo en la península ibérica en el periodo neolítico conocido como Neolítico Peninsular y para otros representativa del Neolítico Andaluz. Esta técnica de raíz prehistórica, también está presente en culturas posteriores, como cultura del vaso campaniforme, que se extendió por buena parte de Europa.
La pieza más representativa es el vaso, que por su forma podía ser: esférico (el más frecuente), elipsoidal, ovoide, troncocónico y cilíndrico. Vasos esféricos han sido encontrados en en cuevas de Sevilla, Cádiz, Málaga, Córdoba y Granada. Los vasos cilíndricos, los menos comunes, han aparecido en ajuares funerarios de enterramientos en cuevas de Huelva, Cádiz y Almería.
Las decoraciones (no cardiales) que presentan los vasos es muy variada: incisiones, impresiones, acanaladuras y diversos motivos en relieve. Pluralidad que también ofrecen los elementos de suspensión, es decir: asas de cinta, asas de "pitorro", de punte, de tunes, entre otras.
Tanto el hábitat, como el utillaje lítico es similar al que se puede encontrar en el periodo de la cerámica cardial, la diferencia más destacable es la utilización de otro tipo de técnica ceramista. Ambas técnicas fueron coetáneas en la Península Ibérica. Los yacimientos más importantes de este tipo de cerámica los encontramos en la Cueva de los Murciélagos en Zuheros (Córdoba), Cueva de Nerja (Málaga), Cueva de los Murciélagos en Albuñol (Granada), Cueva de Ambrosio en Velez-Blanco (Almería), Cueva de la Mujer y Cueva del Agua en Alhama de Granada, Cueva de la Carihuela en Piñar (Granada), Poblado de los Castillejos en Montefrío (Granada)...
.- Cultura de Almería
Entre el 3.000 y el 2.500 a.C. ocupó el sudeste peninsular un pueblo con influencias orientales, que se superpone a las culturas de las cuevas de la zona, extendiéndose por el levante español. Es que es difícil delimitar su cronología, ya que entre el final del Neolítico y el inicio del Calcolítico (Edad del Cobre) es complicado determinar una frontera cronológica.
No se aprecian cambios significativos en cuanto a los utensilios utilizados con respecto a los momentos anteriores del Neolítico. Se han encontrado herramientas elaboradas en piedra, tallada de tradición geométrica o pulimentada, y en hueso. Destacan la gran cantidad de molinos de mano que se han encontrado, lo que nos lleva a pensar que la actividad agrícola se desarrollo mucho, en cuanto a su cerámica se caracteriza por ser lisa con forma ovoide, con asas y base cónica.
Los poblados no siguen ningún modelo urbanístico predefinido, son simples agrupaciones de cabañas con planta circular, con unos muros levantados en un zócalo de piedra, y levantados en adobe y madera, que también servía para la cubierta, situados en altura en valles fluviales o en zonas más áridas. Destacan los yacimientos de El Garcel, La Gerundia y Tres Cabezos en la provincia de Almería.
Por otra parte, conviene resaltar la existencia de fosas de enterramiento (Loma de la Atalaya, Loma de las Eras, etcétera) de forma circular, rodeadas de piedras, con dos o más cuerpos inhumados, acompañados de industria lítica de tradición geométrica, útiles de piedra pulimentada y brazaletes de concha, además se suma la presencia de ídolos-placa tipo Egeo. Estos restos (tumbas e ídolos) son de difícil datación pero podrían ser el nexo de unión que enlazase con el posterior desarrollo calcolítico de la zona.
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